Álex, no cuento los días desde que te fuiste porque no tiene caso, igual no estás aquí, no hay nada que yo pueda hacer o dejar de hacer para poder cambiarlo. Lo único que me queda es seguir viviendo, tratar de vivir lo que no tú no viviste y tratar de vivirlo de la forma en que tú lo hacías, siempre con mucho entusiasmo, con mucha responsabilidad, generosidad y mucho empeño. En eso si te he fallado un poco, pero a veces es muy difícil vivir con la piedra que cargo en el pecho. Se que un día esto de vivir se volverá menos difícil, a veces me siento sola en esto pero se que no soy la única que sufre porque ya no estás, existe mucha gente que te quiere y le gustaría tenerte aquí. Y mi corazón se llena un poquito de amor cuando hablan de ti, de tu sonrisa, tus pláticas. Aquí sigo echándole ganas, sin rendirme.
Te extraño montones. Algún día nos volveremos a ver allá donde estás. Seamos pacientes y no desesperemos.
Que le pasó a tu esposo Luis
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Falleció el año pasado después de casi dos años con cáncer
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Lo siento mucho, Luisa. Me extrañaba no saber de ti tanto tiempo, no tengo palabras pero me gustaría poder darte un abrazo virtual para que sintieras el cariño.
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¡Muchísimas gracias, Marhya! Recibido el abrazo.
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